Continuando con la serie sobre el Naturismo Cristiano, hoy quiero abordar por qué considero que es un tema relevante. Mi respuesta puede parecer contradictoria: lo considero relevante precisamente porque no lo es.
Esta aparente
contradicción surge porque lo único que lo hace relevante es que se ha
convertido en un tema tabú para muchas personas. Sin embargo, lo verdaderamente
importante en el cristianismo es seguir a Cristo, quien nos enseña que donde Él
está, hay libertad. Entonces, ¿por qué se niega a algunos cristianos la
libertad de practicar su fe de esta manera?
El naturismo
cristiano se ha convertido en una especie de "tierra de nadie",
similar a la franja de terreno entre dos trincheras en guerra, donde cualquier
persona en este terreno puede ser herida tanto por el "fuego amigo"
como por el enemigo. Como naturista cristiano, tu visión del naturismo no
encaja con la concepción del mundo, pero tampoco tu cristianismo es aceptado
por muchas comunidades religiosas.
No me preocupa
la opinión de quienes están "en el mundo", que, como dice el Salmo,
son como "aguas turbulentas". El cristianismo no se trata de
conformarse a las expectativas del mundo, sino de vivir bajo la libertad que
Cristo nos concede. Nuestra paz no la buscamos en las opiniones de los demás,
sino en Él.
Lo que sí me
preocupa es cómo se nos percibe dentro de nuestras propias congregaciones. ¿Por
qué la libertad que proclamamos en Cristo se ve restringida cuando se trata de
expresar nuestra fe a través del naturismo? Esta libertad, fundamental en la
vida cristiana, a menudo es limitada o juzgada por ser diferente. Esto nos
lleva a una pregunta crucial: ¿No debería la diversidad de expresiones en la fe
ser una manifestación de la libertad que Cristo nos ha dado?
Este rechazo
tiene su origen en una interpretación particular de la Biblia, basada en el
"temor al pecado". Desde esta perspectiva, el pecado relacionado con
los deseos de la carne, como la lujuria, debe ser combatido con represión y
control, en lugar de ser abordado desde una perspectiva de libertad y
redención. Esta visión legalista y restrictiva del cristianismo olvida que
nuestra fe se fundamenta en la gracia y el amor de Dios, no en la condenación
ni en el miedo.
La Biblia nos
enseña que hemos sido liberados en Cristo (Gálatas 5:1), y que nuestra
verdadera libertad no se encuentra en la adherencia a reglas y tradiciones,
sino en una relación viva con Él. Sin embargo, parece que algunas comunidades
cristianas han perdido de vista este principio fundamental.
En lugar de
juzgar y limitar la expresión de fe de otros, deberíamos esforzarnos por
comprender y apoyar la diversidad de formas en que los creyentes pueden vivir
su relación con Dios. El naturismo cristiano, como cualquier otra expresión de
fe, debe ser evaluado no por prejuicios, sino por su coherencia con los
principios bíblicos y su capacidad para profundizar nuestra relación con
Cristo.
La pregunta
sigue siendo: ¿Cómo podemos reconciliar la libertad que proclamamos en Cristo
con la restricción y el juicio que enfrentamos dentro de nuestras propias
congregaciones? ¿Cómo podemos crear un espacio donde la diversidad de
expresiones en la fe sea valorada y celebrada, en lugar de temida y rechazada?
En resumen, es
hora de que la comunidad cristiana reconsidere su enfoque hacia la diversidad y
la libertad en la fe. Debemos aceptar y celebrar la diversidad de expresiones
en la fe, en lugar de temerla y rechazarla. Dios no se equivoca: si somos tan
numerosos, es porque Él desea un sinnúmero de expresiones de adoración. Es hora
de abrir un diálogo abierto y respetuoso sobre la diversidad en la fe, buscando
entender y apoyar a aquellos que expresan su amor a Dios y al prójimo de manera
diferente.
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