Skip to main content

Creer al 100%.

Estoy iniciando una nueva entrada en la que abordo un tema que me inquieta profundamente. Quiero dejar claro que al compartir estos mensajes, no tengo la intención de asumir el papel de maestro para nadie. Son simplemente reflexiones personales que he decidido compartir con todos aquellos que lean este artículo.


Si no estás de acuerdo con lo que se expresa aquí, simplemente puedes seguir adelante sin detenerte. Sin embargo, si compartes mi perspectiva, te pido amablemente que lo difundas entre más personas.


De lo que hoy deseo hablar es de confiar en la Biblia al 100%. 

Francamente esto es solo un deseo, porque aunque digo que creo en la biblia al 100% mis acciones y mis obras dicen otra cosa.


Me explico. La biblia tiene muchas secciones difíciles de creer. Solemos creer que los más difíciles son aquellos párrafos donde de manera portentosa se manifiesta el poder de Dios.

Ejemplos, el diluvio, el sol detenido para hacer más largo el día, el mar rojo separándose sobre sí mismo para dar paso al pueblo escogido, y etcétera de milagros portentosos.


Acerca de estos milagros puedo decir: definitivamente creo en ellos, pero aunque creyese en ellos con reservas, no pasaría nada. 

Es decir, puedo decir que el diluvio es un hecho histórico, o bien, que es una narrativa alegórica que toma por fundamento leyendas comunes de los pueblos antiguos. En general, yo podría continuar con mi vida tal cuál, sea cual sea la postura que tome respecto a este relato.

Pero hay otra partes de la Biblia, muchas veces pasajes sutiles, que si creemos al 100 % en ellos, a partir esa convicción nuestra vida no podría continuar siendo la misma.


Por ejemplo, solo por citar este párrafo de 1 Corintios

“El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos. Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro: sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.”


Me pregunto a mí mismo: ¿Creo en esto que se dice aquí al 100%?

Y aunque mi mente responda que sí, sé que solo lo aceptaré con reservas.


Voy a tratar de explicarme. Aquí se menciona claramente que todo me pertenece, ya que soy de Cristo.

¿Ustedes interpretan lo mismo que yo?

Dice que todo es mío. Es decir, hasta donde alcanzan a ver mis ojos, todo me pertenece.

Viví una temporada en Tijuana, en la frontera entre México y Estados Unidos. Desde la oficina donde trabajaba, podía ver el imponente muro fronterizo. También podía presenciar la desesperación de los migrantes que se encontraban con un muro de acero que les impedía cruzar más allá de la frontera. Según la Biblia, ese territorio es mío. ¿Por qué no voy y derribo ese muro que les impide a estas personas ir a donde desean?

Podría... no, esa no es la palabra correcta. Debería hacer algo al respecto, ya que alguien se ha adueñado de lo que me pertenece.


Pero esa es la parte sencilla. Lo más difícil de entender es la inversa. Si todo es mío, como consecuencia, también todo es de ustedes. Hasta donde alcanzan a ver sus ojos, todo es de ustedes. Esto incluye MI CASA, MI CARRO, MI DINERO, MI PERRO. Todo lo que yo considero MÍO, en realidad también es de ustedes. Nada me pertenece.


A partir de este punto, mi fe se debilita. Ya no me resulta conveniente creer al 100% en lo que dice literalmente la Biblia. Prefiero buscar interpretaciones alternativas que me hagan sentir cómodo en mi debilidad. Y no es difícil encontrar numerosas formas de evadir esto. Puedo inventar una doctrina que "contextualice" lo que fue claramente declarado. Manipular un poco el texto aquí, otro poco allá... y hacer oídos sordos al clamor de los necesitados es todo lo que se necesita. Y todos estarán contentos, bueno, no todos, pero al menos yo.


Hablo todo esto por mí mismo, pero yo sé que muchos cojeamos de este mismo pie.


Hoy me doy cuenta de que no puedo decirle al mendigo que busca en la basura de "mi" casa: "Ven, siéntate a la mesa, te serviré. ¿Qué deseas para desayunar?"


Espero sinceramente que algún día esto pueda suceder.


Saludos.

 




















Comments

Popular posts from this blog

AL QUE TE PIDA, DALE.

Algunas veces la palabra de Dios es directa, y más cortante que una espada de dos filos, el ejemplo más notable es el sermón del monte. En Mateo 5:42 se dice: “ Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses ” Aquí no hay que buscar contexto, las palabras son tan claras como el sol de mediodía. No hay que ir al griego antiguo para conocer que quiso dar a entender Jesús. Es simple: al que te pida, dale. En el antiguo testamento también esta máxima está dada: “ No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle .” Proverbios 3:28 Al limosnero que se aproximó, dale. Al niño que “vende” chicles, dale. Al que te limpia los vidrios del carro, aunque no lo necesites, si te pide, dale. Al que te hace un servicio, esperando propina, dale. Al traga fuegos de cada esquina, al borrachín, al drogadicto, al sinvergüenza, al ..., a todo el que te pida, dale. No hagas primeramente un análisis so

He acallado mi Alma.

Hay un Salmo que me gusta mucho, es el Salmo 131. Es en este Salmo encuentro gran fortaleza. Permíteme compartirlo contigo:   Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; Ni anduve en grandezas, Ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma. Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma.   Este Salmo me fascina porque siento la necesidad de acallar mi alma y encontrar la paz de Dios. Quizás te suceda lo mismo. A menudo, tendemos a creer que el propósito divino en nuestra vida está relacionado con grandes cosas, pero esas cosas nunca suceden. Nos convencemos de que nuestra misión es descifrar los grandes misterios de la vida y, con ese conocimiento, iluminar a los demás. Olvidamos que el gran misterio del evangelio radica en su sencillez. No se requieren doctrinas complicadas para comprenderlo. En esencia, el evangelio es una demostración del amor de Dios hacia los seres humanos. T