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Bienaventurados los que lloran

Cuantas personas conozco que leen la biblia y es como si no la leyeran. No debería extrañarme, dado que yo mismo la he leído en muchas ocasiones y no he comprendido el verdadero sentido de sus palabras.

Cuando joven, leía las bienaventuranzas y pensaba, son lindas, pero nada más. Cuando uno cree tener todo por ganar y poco que perder; cuando la vida es grata y sonríe; cuando los amigos son abundantes; cuando el porvenir es cómodo; cuando no hay razón de sufrir, y lees “bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” piensas: esa bienaventuranza es para otros, voy a buscar una que me ajuste a mí.

Pero la vida cambia. Eso fue antes que la cadena de plata se quebrace, y se rompiese el cuenco de oro, antes que el cántaro se rompiese junto a la fuente; la rueda sobre el pozo rota está hace tiempo.

Hoy cuando leo “bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” y después de haber llorado tantas veces en mi vida (como lo hago ahora), puedo entender el verdadero significado de esas palabras, y que eran para mí.


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