Skip to main content

Mi niño con Síndrome de Down.



Hace ya casi 22 años que nació mi niño especial. Especial porque tiene síndrome de Down. Ese día fue grande y extraño ya que recibí un regalo doble: André, mi niño especial y su hermano gemelo, Gerardo. Gerardo es perfectamente normal, un poco zonzo, pero normal.

Nunca se está preparado para recibir una noticia como esta: Su niño tiene Síndrome de Down.
Cuando el médico que atendió a mi mujer me mandó a llamar para darme la noticia tomó sus precauciones. Supongo que anteriormente ya había dado ese tipo de noticias y que los padres lo toman como algo muy grave. Después de llamar a una enfermera, muy serio me dijo:
Su mujer dio a luz a dos niños, pero uno de ellos tiene Síndrome de Down.
—¿Y cómo están de salud? — pregunte yo, después de una pausa mientras meditaba la noticia que me acababan de dar.
—Están bien, pero uno de ellos tiene Síndrome de Down — insiste el médico.
—¿Pero están bien? ¿digo…, no tienen ningún problema? — respondo yo.
El un poco desesperado me dice —¿No le digo que uno de ellos tiene Síndrome de Down? ¿No sabe lo que es el Síndrome de Down?
Si, sé lo que es el Síndrome de Down. — ¡Claro que lo sabía! En mi país se les llama “mongolitos”. Mucha gente se burla de ellos en la calle. Esta es mi tierra; así es la cultura mexicana. Yo era uno de los burladores. Yo también hacia mofa de los mongolitos. Yo también contaba chistes de mongolitos. Yo también… este día la vida me daba una lección.
Pero a partir de ese momento todo era distinto. ¡Era mi niño! Mi niño especial. Ya solo quedaba un camino: ¡amarlo!
Antes solía pensar que algo malo había hecho; que Dios me había castigado dándome un niño con Síndrome. ¡Que tonto era!
Ya no pienso así. Hoy día comprendo que Dios hizo de mi alguien especial al darme a un niño especial.



Le doy tantas gracias a Dios por mis hijos: por mi André y mi Gerardo.

Comments

  1. My special child was born almost 22 years ago. Special because he has Down syndrome. That day was big and strange since I received a double gift: André, my special child and his twin brother, Gerardo. Gerardo is perfectly normal, a bit zonzo, but normal.

    You are never prepared to receive news like this: Your child has Down syndrome.
    When the doctor who treated my wife call me to tell me the news, he took her precautions. I suppose that he had previously given that kind of news and parents take it as something very serious. After calling a nurse, he very seriously told me:
    His wife gave birth to two children, but one of them has Down syndrome.
    "And how are they in health?" - I asked, after a pause while pondering the news they had just given me.
    "They're fine, but one of them has Down syndrome," the doctor insists.
    -But they are in good Health? I say: they do not have any problem?
    The doctor slightly desperate one tells me. "I don't tell you that one of them has Down syndrome?" Don't know what Down Syndrome is?
    Yes, I know what Down Syndrome is. - Of course I knew! In my country they are called "Mongolites." Many people make fun of them in the street. This is my land; This is the Mexican culture. I was one of the mockers. I was also mock Mongolites. I also told Mongolite jokes. Me too ... this day life gave me a lesson.
    But from that moment everything was different. It was my boy! My special child. There was only one way left: love it!
    I used to think that something bad had done; that God had punished me by giving me a child with Syndrome. How silly he was!
    I don't think so anymore. Today I understand that God made me someone special by giving me a special child.

    ReplyDelete

Post a Comment

Popular posts from this blog

AL QUE TE PIDA, DALE.

Algunas veces la palabra de Dios es directa, y más cortante que una espada de dos filos, el ejemplo más notable es el sermón del monte. En Mateo 5:42 se dice: “ Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses ” Aquí no hay que buscar contexto, las palabras son tan claras como el sol de mediodía. No hay que ir al griego antiguo para conocer que quiso dar a entender Jesús. Es simple: al que te pida, dale. En el antiguo testamento también esta máxima está dada: “ No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle .” Proverbios 3:28 Al limosnero que se aproximó, dale. Al niño que “vende” chicles, dale. Al que te limpia los vidrios del carro, aunque no lo necesites, si te pide, dale. Al que te hace un servicio, esperando propina, dale. Al traga fuegos de cada esquina, al borrachín, al drogadicto, al sinvergüenza, al ..., a todo el que te pida, dale. No hagas primeramente un análisis so

Creer al 100%.

Estoy iniciando una nueva entrada en la que abordo un tema que me inquieta profundamente. Quiero dejar claro que al compartir estos mensajes, no tengo la intención de asumir el papel de maestro para nadie. Son simplemente reflexiones personales que he decidido compartir con todos aquellos que lean este artículo. Si no estás de acuerdo con lo que se expresa aquí, simplemente puedes seguir adelante sin detenerte. Sin embargo, si compartes mi perspectiva, te pido amablemente que lo difundas entre más personas. De lo que hoy deseo hablar es de confiar en la Biblia al 100%.  Francamente esto es solo un deseo, porque aunque digo que creo en la biblia al 100% mis acciones y mis obras dicen otra cosa. Me explico. La biblia tiene muchas secciones difíciles de creer. Solemos creer que los más difíciles son aquellos párrafos donde de manera portentosa se manifiesta el poder de Dios. Ejemplos, el diluvio, el sol detenido para hacer más largo el día, el mar rojo separándose sobre sí mismo para dar

He acallado mi Alma.

Hay un Salmo que me gusta mucho, es el Salmo 131. Es en este Salmo encuentro gran fortaleza. Permíteme compartirlo contigo:   Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; Ni anduve en grandezas, Ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma. Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma.   Este Salmo me fascina porque siento la necesidad de acallar mi alma y encontrar la paz de Dios. Quizás te suceda lo mismo. A menudo, tendemos a creer que el propósito divino en nuestra vida está relacionado con grandes cosas, pero esas cosas nunca suceden. Nos convencemos de que nuestra misión es descifrar los grandes misterios de la vida y, con ese conocimiento, iluminar a los demás. Olvidamos que el gran misterio del evangelio radica en su sencillez. No se requieren doctrinas complicadas para comprenderlo. En esencia, el evangelio es una demostración del amor de Dios hacia los seres humanos. T