Génesis:
“Entonces dijo
Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en
toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios
al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.
Y los bendijo y
les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, …
Y vio Dios todo lo
que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”
¡BUENO EN GRAN
MANERA! el hombre y la mujer somos hermosos a la vista de Dios, así tal cual
fuimos creados.
Pero nuestro alejamiento
de Dios empezó por el ardid de serpiente antigua, que por engaño nos hizo comer
del fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal.
Qué curioso es que
la definición de moral sea: Disciplina filosófica que estudia el comportamiento
humano en cuanto al bien y el mal. Y es que cuando comemos del fruto del
conocimiento del bien y el mal nos sentimos capaces de juzgarlo todo. Me
imagino lo que paso exactamente después que Adán y Eva comieron “moral”.
¡Eva, estas
desnuda!
¡Tú también, Adán!
Y a buscar con que
cubrirse, porque sintieron vergüenza al percibir el juicio del compañero. ¡Qué
poderoso el sentimiento de vergüenza, que nos hace huir de la opinión del prójimo
cuando nos es contraria!
No todo está
perdido, Aún quedan humanos que no han comido moral, y ellos nos pueden dar una
gran lección. Ellos se llaman NIÑOS.
Los niños no se
escandalizan por nada, no juzgan a nadie, son honestos en su sentir.
“Y llamando Jesús
a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo que si no os
volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo
8:1-2).
Con ello quiero
decir que nuestra pretensión de adulto de controlarlo todo, y juzgarlo todo,
debe esfumarse. ¡Vomitemos la Moral!
Cantemos como
David:
“Jehová, no se ha
envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron;
Ni anduve en grandezas,
Ni en cosas demasiado sublimes para mí.
En verdad que me
he comportado y he acallado mi alma
Como un niño
destetado de su madre;
Como un niño
destetado está mi alma.
Espera, oh Israel,
en Jehová,
Desde ahora y para
siempre.” (Salmos 131)
Comments
Post a Comment