Todo el evangelio se fundamenta en el amor. Se nos ha mandado amar a Dios y al prójimo, pero sin embargo estamos confundidos y no podemos seguir el mandamiento, porque desconocemos la esencia del amor. Nuestra cultura se ha esforzado en confundir lo que llamamos amor. El romanticismo ha reinventado su concepto, de forma que ahora es una emoción de atracción posesiva y llena de celos. Para Hollywood el amor es sexo. Pablo decía en su epístola a los Corintios que el amor es más importante que la fe, que la profecía, que la ciencia, e incluso que la misericordia. “ El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará .” Aun leyendo lo anterio